Equilibrio Del Vertigo: noviembre 2006

Equilibrio Del Vertigo

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Lugar: Barcelona, Spain

Superviviente como me imagino la mayoría de vosotros/as; pensador perezoso y vividor accidental. En los años 60, aprendí a mirarme al espejo...Se podía mejorar muchísimo lo que veía...Sigo en ello.

jueves, noviembre 23, 2006

Ser libres... ¿nos da miedo?


“Queremos y deseamos ser libres”. Esto es lo que, con esperanza o sin ella, gritamos muchos de nosotros a lo largo de nuestras vidas. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las personas somos libres... Pero en realidad... ¿Sabemos qué implica ser “libres”?

Si buscamos el concepto “libertad” en cualquier diccionario encontramos un sinfin de definiciones que nos pueden parecer muy dispares entre sí, pero todas apuntan hacia la misma dirección: Asumir nuestras responsabilidades. Así, en vez de anhelar la libertad, muchas veces la tememos.

Para algunos individuos, la libertad es un derecho divino, como la que logran las naciones o estados después de largas guerras por su independencia. Éste fue el fundamento que utilizaban las ideologías de carácter fascistas y fundamentalistas para justificar el exterminio de millones de personas que, para ellos, coartaban el derecho a "su" libertad. Se creían apoyados por Dios, un Dios supuestamente “superior” al Dios de las personas y pueblos a quienes exterminaban.

"La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres".
Manuel Azaña

Por el contrario, la libertad puede ser vista también desde el otro extremo: como una condena, condena a "ser" libre. La libertad implica también ser responsables de nuestros actos, a asumir sus consecuencias y a ser conscientes de lo que hacemos. Como dice Jean Paul Sartre en su obra "El Ser y la Nada", la conciencia es, en efecto, “nihilizadora”, es decir, puede negar el “en y por sí”. En este sentido, debe ser caracterizada como esencia de nuestra libertad; una libertad que al ser absoluta puede experimentar la angustia y soledad ante la responsabilidad de ser el fundamento de todos sus actos. En este contexto, se puede considerar el suicidio voluntario, como el acto sumo de nuestra conciencia y libertad.

Las dos percepciones de libertad descritas son arquetipos de dos formas distintas de entender el hecho de ser libres. Para Sartre, filósofo existencialista, la libertad es absoluta, lo que condiciona la auténtica existencia humana; afirma que la libertad y la aceptación de nuestra realidad personal son los valores principales de la vida, y que los individuos deben confiar más en su poder creativo que en la autoridad politica, social o religiosa. Otro filósofo existencialista, Maurice Merleau-Ponty, condiciona en cierto modo la postura de Sartre, manifestando que la libertad del hombre nunca iba a ser absoluta, ya que ésta se veía limitada por nuestra propia naturaleza y la de los demás. Para el filósofo argentino Alejandro Korn, promotor del positivismo, afirma en su obra "La Libertad Creadora" que si bien la libertad es el rasgo supremo del ser humano, ésta nunca viene dada, sino que debe ser reivindicada y conquistada continuamente.

"La libertad no es simplemente un privilegio que se otorga; es un habito que ha de adquirirse".
David Lloyd George

De los dos tipos de libertad que se derivan de todo ello: innata y adquirida, es esta última a la que le tememos, ya que va ligada a la asunción de responsabilidades. Immanuel Kant, filósofo alemán, creía en la libertad fundamental del individuo, lo que queda de manifiesto en su obra "Crítica de la Razón Práctica". No consideraba esta libertad como la libertad no sometida a las leyes, como en la anarquía, sino como la libertad del gobierno de sí mismo, la libertad para obedecer en conciencia las leyes del Universo como se revelan por la razón. Creía que el bienestar de cada individuo sería considerado, en sentido estricto, como un fin en sí mismo y que el mundo progresaba hacia una sociedad ideal donde la razón “obligaría a todo legislador a crear sus leyes de tal manera que pudieran haber nacido de la voluntad única del propio individuo y por ende, del pueblo”.

Todos estos planteamientos quedan reflejados de forma fehaciente en la vida de una persona. Cuando nace, llega al mundo como un regalo de la vida, una bendición para los padres, sin importar su condición social, política, económica o religiosa. El niño pequeño es un ser totalmente dependiente de su entorno, sus decisiones se ven supeditadas a lo que decidan sus padres o tutores. El niño lo acepta, porque se le ha enseñado que los padres merecen respeto, que no se les debe desobedecer y que tienen más experiencia en la vida. Pasa el tiempo, y el niño se empieza a dar cuenta de que ha madurado y que puede comenzar a tomar sus propias decisiones. Los padres comienzan a concederle ciertas libertades, como poder elegir su ropa, sus amigos, lo que quiere ver en la televisión, etc. Pero sabemos que este niño no va a ser siempre pequeño, sino que va a crecer y se va a convertir en un adolescente, que se cuestiona la autoridad tanto de sus padres como de la propia sociedad y comienza el camino de encontrar "su" libertad, la que le va a permitir vivir su propia vida, como él la quiera construir. Comienzan las rebeliones, los conflictos con los padres, quienes finalmente conceden la anhelada libertad a sus hijos, pero con una condición: "responsabilidad". Es ahí cuando nos damos cuenta de que la libertad no es sólo independencia, derecho a hacer lo que queramos, sino que para ganarla necesitamos madurez emocional para poder hacernos responsables de nuestras acciones.


"La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto".
George Bernard Shaw

De ahí nacen nuestros temores, miedo a "nuestra" propia libertad. La libertad nos obliga a madurar; nos hace alejarnos de la presencia protectora de nuestros padres para emprender nuestro particular camino, del cual nos tenemos necesariamente que hacer responsables.

Pero... ¿Qué dicen los filósofos del concepto de responsabilidad? Recurrimos nuevamente al pensamiento de Sartre, quien concebía a los seres humanos como sujetos que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir entre la existencia humana y el mundo, mantenía que la existencia del ser humano se caracteriza por su capacidad innata para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirma la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de esa libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana.

El filósofo existencialista danés Sören Kierkegaard decía que la filosofía sistemática no sólo impone una falsa perspectiva de la existencia humana, sino que también, al explicar la vida en términos de necesidad natural, se convierte en una forma implicita de evitar la elección y la responsabilidad. Creía que los individuos crean su propia naturaleza a través de su elección, que ha de hacerse sin el peso de normas universales y objetivas. La validez de la elección se puede determinar tan sólo de una forma subjetiva. Con esto, Kierkegaard explicaba el miedo que los hombres le tienen a la libertad.

"Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos".
Karl Marx

En su obra “El miedo a la libertad” Erich Frömm propugna que el ser humano siempre tratará de escapar de sus responsabilidades a través de mecanismos como la pareja, la familia, el Estado o la propia religión y al contrario, una vez que el ser humano haya superado el temor a enfrentarse con su propio yo, sus propios deseos y necesidades podrá éste ser realmente libre.
La libertad que nos presenta la sociedad actual no está más que centrada en lo que ésta quiere de nosotros, de cómo debemos trabajar, producir, movilizarnos y, en definitiva, vivir en esta sociedad dentro de los roles que debemos cumplir como parte de la misma.
Y así nos preguntamos… ¿Acaso no hemos pensado más de una vez en cuánto nos gustaría volver a ser niños? o ¿no estaremos creciendo demasiado deprisa, no somos demasiado jóvenes o aún no estamos preparados para asumir tanta responsabilidad?. Sería muy cómodo tener a alguien que se responsabilizara por nuestros actos, pero no siempre es así. Cada uno tiene que ser consciente de lo que hace; hay que saber asumir y manejar nuestra libertad del modo más adecuado posible, para nosotros y para nuestro entorno, ya que nuestra irresponsabilidad no solamente nos puede perjudicar a nosotros mismos sino a todos los que nos rodean.
La asunción de esa libertad es solamente posible si la democracia llega a constituir una sociedad en la que el individuo, su desarrollo y felicidad, constituyan el fin y el propósito de la cultura; en la que la vida no necesite justificarse por el éxito o fracaso social.

"Por miedo a la libertad no nos reconocemos en los otros, en sus diferencias y nos refugiamos en nuestros narcisismo".

Miremosnos al espejo de nuestro corazón... ¿nos gustaría tener que sacrificar nuestra libertad para así poder evadirnos de todas o algunas las responsabilidades? Una compleja pregunta que merece, creo, una profunda reflexión.


¿Miedo…Amor…Libertad…?

“Esta historia fue contada por un soldado anónimo como tantos otros, que pudo regresar a casa después de haber luchado en la guerra, una cualquiera, una de tantas, que nuestros miedos crean para gloria de los necios y poderosos:
Un soldado habló a sus padres camino de un reencuentro con “sus” seres queridos y “su” hogar.
- "Mamá, Papá. Voy de regreso a casa, pero os tengo que pedir un favor: traigo un amigo que me gustaría se quedara con nosotros."
- "Claro," le contestaron, "Nos encantaría conocerlo."
- "Hay algo que debéis saber", - el hijo siguió diciendo, "él fue herido en la guerra.- Pisó en una mina de tierra y perdió un brazo y una pierna.
Él no tiene a donde ir, y quiero que se venga a vivir con nosotros a casa."
- "Siento mucho escuchar eso hijo. A lo mejor podemos encontrar un lugar en dónde él se pueda quedar."
- "No, Mamá y Papá, yo quiero que él viva con nosotros."
- "Hijo," le dijo el padre, "tú no sabes lo que estás pidiendo. Alguien que esté tan limitado físicamente puede ser un gran peso para nosotros.
Nosotros tenemos nuestras propias vidas que vivir, y no podemos dejar que algo como esto la interfiera. Pensamos que tú deberías de regresar a casa y olvidarte de esta persona. Él encontrará una manera en la que pueda vivir solo."
En ese momento el hijo colgó el teléfono. Los padres ya no volvieron a saber de él.
Unos cuantos días después, los padres recibieron una llamada telefónica de la policía de esa ciudad a mitad de camino de la esperanza y el olvido… Su hijo había muerto después de haber caído de un edificio, fue lo que les dijeron.La policía creía que fue un suicidio.
Los padres destrozados por la noticia volaron a esa ciudad y fueron llevados al tanatorio para identificar a su hijo.
Ellos lo reconocieron, para su horror descubrieron algo que no sabían, su hijo tan solo tenía un brazo y una pierna”….

¿ Que pensamos del soldado y sus padres, actuaron por Miedo…Amor… o...Libertad…?


Aquí y ahora es un todavía, para estar, seguir siendo y ser hacedores de nuestras entelequias de libertad y felicidad. Ser libre implica renunciar a dependencias y asumir nuestra soledad y nuestros silencios; solamente así ese todavía será plenamente nuestro.

Nuestros miedos nos hacen ser extranjeros de nuestra propia libertad. Aceptarnos como somos es el primer paso para encontrar la propia coherencia y el camino de nuestra felicidad.



"Ser libre es conocer los horizontes de nuestra mirada
Ser libre es volar por los confines de nuestro corazón
Equilibrio de un vértigo escrito por las dimensiones de nuestros actos.
Sentidos de un camino de reencuentros y conocimiento.
Desnudar nuestro corazón es dejar dudas y anidar certezas
Si nos equivocamos es porque lo hemos intentado…"

¡Intentémoslo! y que el sentido de nuestras nubes nos lleve hacia nuestra propia coherencia y libertad



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