Equilibrio Del Vertigo: abril 2007

Equilibrio Del Vertigo

Mi foto
Nombre:
Lugar: Barcelona, Spain

Superviviente como me imagino la mayoría de vosotros/as; pensador perezoso y vividor accidental. En los años 60, aprendí a mirarme al espejo...Se podía mejorar muchísimo lo que veía...Sigo en ello.

domingo, abril 01, 2007

Por la insurrección de las conciencias


“He declarado la guerra al dolor y al sufrimiento y he firmado un compromiso de paz: contribuir a la unidad entre las naciones y los pueblos”
Vicente Ferrer

Se llama Moncho, este indio de piel blanca y treinta y cinco años, es hijo de un milagro, o dicho de otro modo, el heredero de una realidad que, bien podriamos considerarla, una auténtica y milagrosa revolución.

Su padre, el exjesuita barcelonés Vicente Ferrer, de ochenta y siete años, empezó a obrar el milagro revolucionario hace casi cuatro décadas en uno de los distritos más pobres de la India, Anantapur. En ese tiempo, ha construido una gigantesca organización solidaria que ofrece educación, asistencia sanitaria, trabajo y vivienda a los dalit, los intocables, los más parias entre los parias de la India.

Hoy, Moncho Ferrer, titulado en Relaciones Internacionales por la universidad inglesa de Keele, se prepara para tomar las riendas de la Fundación Vicente Ferrer, la entidad que ha enseñado a los dalit o intocables el significado de tres palabras desconocidas en su milenaria postración: dignidad, orgullo y esperanza y, lo más importante, que su destino les pertenece por derecho propio.

Ofrecer asistencia sanitaria, trabajo, vivienda y educación a los más olvidados de la sociedad india, ha comportado pasar, de una realidad de miseria y postración, enquistada desde el principio de los tiempos, a la situación actual, en la que muchos de ellos tienen trabajo, hospital, casa, educación y, por encima de todo, dignidad y futuro.

"Más que los actos de los malos, me horroriza la indiferencia de los buenos."
Gandi

Preguntado responde:

-¿Construye la fundación casas y las entrega gratuitamente?

-"Sí, para las familias más necesitadas. Hacer una casa cuesta unos 1.200 euros, son viviendas muy modestas, pero la familia que la recibe, descubre de inmediato el orgullo y la autoestima. La tasa de mortalidad ha disminuido drásticamente Esa familia da un salto que, sin ayuda, le costaría tres generaciones. Las casas las escrituramos sólo a nombre de las mujeres desde que, una vez, un hombre, que acababa de recibir una vivienda, echó a la calle a su esposa y a sus hijos para instalarse con otra mujer".

-¿A cuántas personas atiende la fundación?

-"Anantapur tiene cuatro millones de habitantes, la mitad se beneficia de algún modo del proyecto, hemos construido y entregado 23.000 viviendas, tenemos 1.600 escuelas, 2.000 maestros y casi 150.000 niños escolarizados, cuatro hospitales, un centro de planificación familiar y otro de sida, 22 médicos, 86 enfermeras y 675 asistentes sanitarios, planes de integración de discapacitados que benefician a casi 20.000 niños, muchos de ellos ciegos".

-¿Todo eso lo financian las personas que apadrinan a los niños, fundamentalmente españoles?

-"Los padrinos aportan más del 60% del presupuesto global, 42 millones de euros en el 2005, último ejercicio auditado, el resto procede de socios e instituciones. Los donativos de la persona que apadrina a un niño, no se destinan exclusivamente al apadrinado, una parte es para el desarrollo de su comunidad. Este es uno de los principios de mi padre: "no sirve de nada ayudar a un niño si no ayudas a la vez a su familia, a su comunidad".

-En la fundación, su padre pasa por ser el ideólogo y su madre la ejecutiva. ¿A quién se asemeja usted?

-"Mi padre es un filósofo, un creativo muy carismático, pero no es un gran organizador. Mi madre Anne Perry, una periodista inglesa que conoció a Ferrer en la India y con el que se casó en 1969, el año en que fue expulsado de la Compañía de Jesús, sí lo es. Yo tengo un poco de ambos y algo que ninguno de ellos tiene, soy indio, siento como indio".

-Su padre fue sacerdote. ¿Es usted religioso?

-"Soy un hombre espiritual, pero no religioso, mi padre nunca nos indujo, ni a mí, ni a mis dos hermanas, a abrazar ninguna religión, él siempre dice que hay algo más elevado que las religiones: la espiritualidad".

-¿Tampoco ha tratado nunca de encaminar hacia el cristianismo a los intocables a los que ayuda?

-"Nunca, a mi padre nunca se le pasó por la cabeza pedir conversiones a cambio de ayuda humanitaria, aunque al principio, el Gobierno indio, desconfió precisamente de él por ese motivo e incluso llegó a recluirlo en casa bajo arresto….”.

“Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado”.
Nietzsche

Creer es poder y, Vicente Ferrer y su equipo de “quiméricos visionarios”, creyeron y creen en la capacidad del ser humano para escribir su propio destino, sin necesidad de esperar la intervención de iluminados profetas o fundamentalismos redentores.
Muchos de nosotros deseamos y esperamos que "otros" decidan y hagan lo que, a mi juicio, debería ser la vertebración de nuestra autoestima y compromiso con una sociedad civil y solidaria que, más allá de estereotipos y perjuicios morales, creyera en las personas, independientemente de su condición. La realidad es otra muy distinta, y tozudamente nos dice que son muy pocos los que están dispuestos a hacer lo que, en conciencia, creen que deben hacer. He aquí, en mi opinión, el más grave y lacerante problema que en ese camino, que es el todos, tenemos.

"nadie debe vender nuestros sueños"

En efecto, un camino se hace paso a paso. Un camino se hace sabiendo bien a dónde se quiere llegar, por eso son necesarios pensamientos claros, proyectos definidos y metas alcanzables en cada etapa. Un camino, no una frontera, ni una muralla, tenemos que aforntar y vencer nuestros miedos, hay que abrir senderos en esos desiertos de incomprensión, que nos ayuden a avanzar. No se trata, tanto de encontrar caminos viables, como de hacer viables los caminos.

Todos los que creemos en la esperanza, superando fronteras ideológicas, históricas o sociales, hemos de hacer posible que la palabra solidaridad alcance, para todos, pleno sentido de justicia y respeto por los que no tienen más que la miseria y el horror por destino. Un camino se hace sólo si hay caminantes, esa es nuestra responsabilidad.

¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a "hacer ese camino", una busqueda hacia nuestro interior y el reconocimiento y solidaridad con los que desesperadamente nos preguntan por qué la Primavera no es vida para todos?.

Responder a esa pregunta debe ser el proyecto de toda una vida y ese objetivo es el de nuestra responsabilidad y compromiso personal. Si no asumimos nuestra libertad, siempre serán los demás los “culpables” de nuestras propias carencias y seguiremos colocando fuera de nuestra conciencia, la endémica y vergonzosa realidad de todo lo que represente a ese mal llamado tercer mundo.."Sin que cada uno de nosotros asuma su propia responsabilidad seguiremos dejando al Estado, al sistema… a los demás, la tarea de decidir lo que queremos y hacia dónde vamos".

Debemos decirlo con todo respeto, pero con diáfana solemnidad y contundencia, si cada uno de nosotros no abre su mente, no abre su corazón y actúa, si cada uno de nosotros no comienza a abrir un pequeño espacio de libertad y compromiso con su conciencia y autoestima, nada cambiará, nada será ese “creer es poder” y esa utopía, no lo olvidemos, pasa por diginificar esa condición humana en la que tanto nos cuesta reconocernos.

Mucho se habla de libertad y menos de la otra cara de esa libertad que es la responsabilidad, nadie puede considerarse plenamente persona si no es responsable de su vida, de sus actos y de su historia.
No esperemos que todo nos venga dado... huyendo del compromiso y de la responsabilidad para refugiarnos en la "pulcra comodidad" de un mundo cada vez más insolidario, cuya base, es la progresiva alienación y desarraigo..., no busquemos fuera lo que siempre hemos tenido con nosotros, "no dejemos para un mañana", que nunca llega, el construir una sociedad más justa, donde los sueños por esa utopía no sean motivo de disciplente suficiencia y donde, insisto, nosotros debemos ser los "únicos protagonistas" de nuestra historia y destino....

Vicente Ferrer es el ejemplo de que creer en lo imposible es ir hacia el reencuentro de nuestra dignidad solidaria con todos los “dalit”o hijos de la desesperanza que componen esa Aldea Global de la pobreza y explotación. Ante los que siempre nos harán creer que nada se puede cambiar, tengamos la convicción de que la condición humana es mucho más que esa desesperanza que algunos quieren perpetuar para ser ellos los dueños de nuestras almas y futuro…

"Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear."
Gandi

Por nuestra dignidad y esperanza ejerzamos nuestra libertad

Por la insurrección de nuestras conciencias… seamos solidarios


No es una utopía,
es el retorno a tí mismo,
es la voz de tu conciencia

No temas tu fragilidad,
no temas tu soledad,
mira los ojos de un niño,
verás los de tu propia inocencia
tus sueños serán tu esperanza
es el camino hacia ti mismo,
esa es tu Primavera, esa es tu vida.


Puedes sufrir... ¡llora!
puedes reir... ¡sé feliz!
sólo cree en ti y en tu poder
tu corazón será la luz,
la luz que alumbre tu destino


Sé tu mismo, no te escondas
¡eres lo más importante!
la insurrección de tu conciencia
es ejercer tu libertad,
es defender tu dignidad
es soñar y creer en tí mismo….

Un mundo mejor es posible.


… Mientras exista un sueño existirá la esperanza y, no lo dudemos, la respuesta está en el viento sí, pero en el viento de nuestros corazones, de nuestras conciencias y nuestro destino.





hits