Equilibrio Del Vertigo: febrero 2006

Equilibrio Del Vertigo

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Lugar: Barcelona, Spain

Superviviente como me imagino la mayoría de vosotros/as; pensador perezoso y vividor accidental. En los años 60, aprendí a mirarme al espejo...Se podía mejorar muchísimo lo que veía...Sigo en ello.

lunes, febrero 27, 2006

Aldea global, sociedad del Conocimiento o un mundo "no tan" feliz.


La aparición de las nuevas tecnologías en el campo de las Telecomunicaciones y el masivo acceso a éstas, de cada vez sectores más amplios de la sociedad, ha comportado que el mundo de los medios de comunicación esté inmerso en un proceso de cambios profundos y en constante evolución. Una de las consecuencias fundamentales de este proceso es el efecto de “globalización mimética “ de la información y todo lo que ello comporta. Así podemos hablar de revolución de la inteligencia como nos lo plantea Alvin Toffler con su “Tercera ola“ o Mc Luhan con su “Aldea global“, entre otros.

En el mejor de los casos, pautas como interactividad, universalización, inmediatez, carácter integrador, libre, personalización y otros muchos más deberían ser sinónimo de intercambio y convergencia entre los múltiples ámbitos culturas y servir de vehículo integrador de los pueblos, pero la realidad dista mucho de ser ésta, dado que la sociedad de la información está bajo el control de los grupos que gestionan la tecnología y generan las corrientes de opinión que más convienen a sus intereses; sin olvidar que estamos hablando de una realidad a la que solamente tiene acceso menos de la mitad de la población mundial y en donde “la libertad de expresión “ es aceptada constitucionalmente en una minoría de estados, siendo cada vez mayor la brecha entre la denominada “sociedad de la información y conocimiento y el injustamente llamado “ tercer mundo”, que queramos o no esta ahí.

La manipulación de la información ha sido y es una constante histórica. Las líneas editoriales y grupos de presión han estado omnipresentes en este campo como en muchos otros ámbitos de poder. La única diferencia es que ahora, debido fundamentalmente a la aparición de Internet, telefonía móvil, TV por satélite etc., las repercusiones de la noticia son exponencialmente mucho mayores que hace unos años.

El gran sociólogo y analista de la comunicación global Armand Matterlat en su libro “Para leer al Pato Donald”, nos introduce en las sutiles y más que persuasivas técnicas de manipulación mediática y cultural. El profesor Noam Chomsky lo expresa en estos términos: “
La manipulación y la utilización partidista de la información condicionan de tal forma a la opinión pública que anulan la capacidad del ciudadano para decidir libre y responsablemente. Y quien domina la información, domina en cierta forma la cultura, la ideología y, por tanto, controla también en gran medida a la sociedad”.
Métodos convencionales de control y planificación de las corrientes de opinión como:

Crear problemas y ofrecer soluciones.
Por ejemplo: dejar que se desarrolle o intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que la opinión pública sea la demandante de leyes de seguridad que en la práctica, limiten la libertad, o justifiquen acciones militares. Recordemos los atentados del 11 S en EE.UU. y la aprobación de la Ley Patriótica, aún en vigor.
Utilizar el aspecto emocional y no la reflexión.
La instrumentalización sistemática de conceptos como Patria, Nación, respeto a Dios etc. son garantías sobradamente contrastadas de manipulación; Adolf Hitler decía: “Una información, aunque sea falsa, repetida hasta la saciedad, posibilita hacer creer a la gente que el cielo es el infierno y el infierno el cielo... Cuanto más grande sea la mentira, más la creen (...) Me valgo de la emoción o sentimientos para la mayoría y reservo la razón para la minoría”.
Como muy bien dice M. Panyella
"La apelación a elevados sentimientos en relación con la patria, la nación o la religión utilizando argumentos incendiarios es aplaudida y calificada de "brillante discurso" o de "poner las cosas acertadamente en su sitio". Así pues, lo que a nivel individual sería un claro candidato a recibir unas sesiones de psicoterapia resulta que a nivel colectivo es un ejercicio de dignidad y coherencia política. Lo que sería una mentira, una incitación al odio, a la agresión y una perversidad se convierte en patriotismo y valentía. Son más que mentiras, es pornografia emocional. Ciertos líderes, sean religiosos, políticos o mediáticos, y la pornografía emocional que practican sólo nos conducen a la confrontación colectiva, al antidiálogo, al desastre democrático".
Otros métodos, como el overbooking o “gran bouffe” informativa o efecto contrario de “desinformación” adaptados a las nuevas realidades geo-políticas están demostrando tener un grado de eficacia enorme.

El objetivo último es mantener a la opinión pública bajo control, creando los estereotipos de opinión adecuados a tal fin.


El que fuera director de la Coca Cola, David Wheldon, expresaba así su estrategia publicitaria: “Ante la dificultad de prever como será el consumidor del futuro, la solución es crearlo nosotros mismos desde el presente con la ayuda de buenas ideas y buena publicidad. El consumidor del futuro va a estar donde queramos que esté”. Lo cierto es que no hay equipo de expertos capaces de rivalizar con los que emplean las grandes compañías multinacionales.
Un mundo feliz”, de Aldoux Husley, imaginaba lo que sería una sociedad perfecta: una autocracia con apariencias de democracia, con individuos genéticamente condicionados; un sistema de esclavitud basado en el consumo y la diversión, donde los individuos amaran su propia servidumbre más que a su vida, donde ese amor llevara por nombre “libertad”.

Ante estas políticas de manipulación y control desarrolladas por los grupos de poder tanto económicos como políticos, uno de los mayores retos que se nos plantea es que se pone a prueba nuestra capacidad en filtrar, objetivizar y contextualizar toda esta información. Las estrategias y técnicas para crear corrientes de opinión se han adaptado perfectamente a esta nueva realidad y cada vez es más difícil sustraerse a los efectos absolutamente perniciosos de estas estrategias.
Por todo ello y en la medida que deseemos tener un conocimiento minimamente objetivo y global de nuestro entorno, considero imprescindible disponer del mayor número de fuentes contrastadas de la información, para así, tener elementos suficientes y poder opinar con un mínimo de objetividad de qué, quien y porqué se nos da esa información y conocimiento.
El tratamiento y uso que hacemos de los medios de comunicación determina el grado de compromiso que tenemos ante y con la sociedad. Hecho que, en demasiadas ocasiones, es el efecto de “ambivalencia o cultura de la defección” el que prevalece por encima del deseo de buscar seriamente “la verdad” contrastada o, dicho de otra forma, la contextualización política de la noticia o información. El protagonismo de los estereotipos culturales es el principal obstáculo, tanto para evitar que nos manipulen como en conformarnos con encontrar “nuestra” verdad corporativa.

La realidad es en este caso más que clarificadora dado que lo que más se demanda en nuestra sociedad es un servicio a la carta, tanto de la propia información como de la interpretación en clave política y de opinión de la misma, independientemente que la noticia sea veraz o no; “ oímos y vemos lo que nos interesa oír y ver”.

Por último, pienso que, si realmente queremos ser conscientes del alcance y consecuencias de la Información y de las políticas “desinformativas “, es imprescindible desarrollar proyectos pedagógicos que nos capaciten para, desde una perspectiva de racionalidad critica, entender tanto el alcance de la noticia como lo más importante, de acuerdo con la fuente, la opinión que tengamos de ella. Nuestro compromiso con un proyecto de Globalización sostenible y conseguir de forma inequívoca que sea un vehículo de integración multicultural y Aldea común para todos los pueblos será la mejor garantía de que un mundo mejor es posible.

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domingo, febrero 19, 2006

Caricaturas de salvación o gritos de esperanza


Del temor de Dios a iluminados profetas,
brujos o chamanes,
ideologías salvadoras,
fundamentalismos redentores,
cantos de patrias imposibles, infiernos
o paraísos de vida eterna.
Gritos de esclavitud y temerosas lealtades.
Todo, caricaturas de arrogancia teocratica.

Por la libertad de expresión
y el respeto a la condición humana
sin discriminaciones de sexo, edad, clase o pensamiento
gritos sí, pero por la dignidad y la esperanza
un mundo mejor es posible, pero no lo olvidemos, ese mundo esta aquí.
La inmortalidad . . . . puede esperar.

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viernes, febrero 10, 2006

Cantos de conmoción o corazones de cristal


"Mundo de colores
réquiem de libertad, para la libertad
fulgor de flores para caminos sin retorno
eructos del Eros en cuerpos entregados
filosofías violadas de inocencias perdidas
cardos hincados en blancos corazones
sueños alucinantes de mañanas dormidas
estrellas de amor en pedestales de basura
Si, todo un mundo a sus pies
los gritos del silencio, su Epitafio.
la memoria, su cárcel o libertad
Siempre . . . . en la cuerda floja."
Seilgard

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domingo, febrero 05, 2006

A propósito de naciones y paises de nunca jamás

A estas alturas del proceso, por llamarlo de alguna manera, sobre la Propuesta de reforma de Estatut de Catalunya, parece que poco más se puede aportar dado que ya existe un principio de acuerdo entre el Gobierno y la mayoría de los representantes catalanes; Pero sin embargo, aun vamos a tener debate para bastante tiempo, debido fundamentalmente a la actitud inmovilista y éticamente perversa de los valedores de la España “una grande y libre en lo universal”.
Uno de los aspectos que más ríos de tinta esta haciendo correr del polémico Estatut, a parte del de la Financiación,( apartado que una vez aprobado servirá para adecuarla a las necesidades reales surgidas del desarrollo del estado de las Autonomías y adaptarla a contextos más solidarios y descentralizados ) es la definición en el Preámbulo y en el Artículo 1 de Catalunya como “Nación”. Este apartado, o no ha sido tratado con el suficiente rigor y seriedad, o lo esta siendo de forma manifiestamente perversa. Así, parece necesario reflexionar en torno al alcance, significado social y valor jurídico y normativo de un concepto repetido hasta la saciedad en nuestros días como el de “Nación”, pero muy poco comprendido.
La definición de Nación ha tenido tanto desde una perspectiva de antropología histórica como del ideario ideológico muy diversas y con frecuencia confrontadas e "interesadas" definiciones. Así, políticos, periodistas, juristas o “salvadores de la Patria" parecen que tienen en propiedad la piedra filosofal de la verdad en esta materia. Lo que si parece evidente, es que dentro de la literatura que aborda estas cuestiones los acuerdos terminológicos son minoría respecto a los desencuentros. Por tanto, más que una respuesta, lo que parece más sensato, es presentar diversas aproximaciones realizadas desde las ciencias sociales al mencionado concepto.
En este ámbito, han destacado los trabajos de Eric Hobsbawm: Naciones y nacionalismos desde 1780 donde señala “que las naciones no son [...] tan antiguas como la historia. El sentido moderno de la palabra no se remonta más allá del siglo XVIII”. Nos encontramos ante un fenómeno contemporáneo, propio en buena medida de la transición del Antiguo Régimen de monarquías absolutistas al Liberalismo y no, frente a una realidad tangible e inmutable presente desde “la noche de los tiempos”. Para el propio Hobsbawm estaría en el hecho de que la característica principal de esta forma de clasificar a las comunidades en naciones es que, a pesar de que los que pertenecen a ella dicen que en cierto modo es básica y fundamental para la existencia social de sus miembros o incluso para su identificación individual, no es posible descubrir ningún criterio satisfactorio que permita decidir cuál de las numerosas colectividades humanas debería ser "etiquetada” con este concepto y cual no.
En estos términos, coinciden en lo fundamental otros trabajos como los de Ernest Gellner: Naciones y Nacionalismos o los de Benedict Anderson: Comunidades Imaginadas, reflexiones sobre el origen y difusión del Nacionalismo, o anteriormente los estudios emprendidos por Hans Kohn y Carlton Hayes como los más relevantes. Todos estos trabajos coinciden en que el concepto de Nación, o para ser más exacto de "Nación-Estado", es un fenómeno moderno y, en la gran mayoría de las ocasiones, "históricamente instrumentalizado" por los grupos de poder. De esta manera, han fracasado los intentos de determinar criterios objetivos de nacionalidad, o de explicar por qué ciertos grupos se han convertido en naciones y otros no, a pesar de la permanencia, hoy en día, de las tesis primordialitas que consideran la nación como una realidad objetiva, que posee un espíritu propio y una cultura e historia diferenciada. Permanencia acentuada más en el plano político-mediático que en el estrictamente académico. Nos parece mucho más cercano a la realidad considerar la nación como el conjunto de pueblos o comunidades que tengan colectivamente la "conciencia" de tener en común unos rasgos propios y diferenciados como pueden ser la raza, lengua, religión, historia, etc; Siendo la creación de los Estados y en términos similares aunque con un aura más romántica, el de Patrias, el resultado de un pacto de ciudadanos para dar a su unión, una cobertura política. Esta práctica ha sido extensiva a la gran mayoría de Naciones-Estado, surgidas como identidades socio- políticas a partir de los siglos XVIII y XIX propiciadas por el ideario liberal y la burguesía como clase social dominante en el proceso de expansión industrial en el contexto internacional, excepción hecha de los estados surgidos de procesos revolucionarios como la Unión Soviética o China, o los no menos importantes creados por procesos de descolonización.
Es evidente que entre los politólogos y juristas (los más solicitados por los medios de comunicación para excomulgar o santificar esta formula en detrimento de los historiadores) no hay consenso.
Manifestaciones como "desintegración" y "balcanización" de España se están produciendo con demasiada e irresponsable asiduidad. El problema, o más bien la realidad, es que en la mente de la gran mayoría de los que fomentan el enfrentamiento ínter territorial, está una concepción de la nación decimonónica que considera que a cada Estado (España, en este caso) le corresponde una Nación (la española) y ven imposible conciliar en un mismo Estado diversas naciones como es en este caso; creo que estamos nuevamente ante un problema creado artificialmente y ajeno a las preocupaciones prioritarias de los ciudadanos. Desde la “crisis del 98” se está reflexionando sobre “el ser de España” y la tramitación y aprobación del Estatut, esta sirviendo para algunos como pretexto para defender posicionamientos inmovilistas y manifiestamente antidemocráticos, olvidándose de una forma tendenciosa e interesada, que España no es ni puede ser una religión con dogmas impuestos por los que se arrogan "por ley divina" su representación. Si queremos ser todos parte de un proyecto de Estado y que éste se identifique como " nuestra Patria" es imprescindible que se reconozcan de forma inequívoca y generosa todas las identidades nacionales que lo componen.
La actitud ante este proceso debería ser una exigencia pedagógica y de compromiso con el Estado de Derecho y con una cultura democrática que respete las distintas identidades culturales del Estado, premisas esenciales para defender nuestra propia dignidad como personas y como ciudadanos de un Estado plurinacional y, no lo olvidemos, miembro de la comunidad europea.
Las dudas y ambigüedades respecto a todo lo expuesto, en demasiadas ocasiones, las hemos pagado muy caras. Nadie sea por derechos históricos o ideológicos y expresado en términos más” viscerales “ se debe apropiar del "copyright "de la simbología cultural de nuestros pueblos sean los "Suspiros de España", " El Cant dels Ocells " o de nuestras entrañables "barretinas", "chapelas " o " boinas " y menos de conceptos como Nación, Estado o Patria. Las homologaciones culturales y políticas no son patrimonio de ninguna ideología ni clase social en particular y si, de todos los que entiendan los nacionalismos como identidades culturales y políticas que “enriquecen” la naturaleza humana, cultural y política de un País, en este caso el Estado plurinacional de España, sin exclusiones ni actitudes insolidarias.

“ NO A LOS FUNDAMENTALISMOS NI SALVADORES DE PATRIAS “

Para concluir os recomiendo un libro de reciente aparición como complemento a todo lo expuesto es "La España de los pingüinos" de Enric Juliana. visión lúcida de la realidad y humores existenciales de este,"nuestro “País.

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