Del silencio de la inocencia a princesas en el infierno.
Del “Silencio de la Inocencia“ a “Princesas en el infierno” o, lo que es lo mismo, la prostitución infantil y la explotación sexual y de género de la mujer.
Más de dos millones de niñas en todo el mundo son obligadas a ejercer la prostitución. UNICEF, organización de las Naciones Unidas de ayuda a la infancia, divulgó estas cifras en Berlín aprovechando la presentación del libro de Somaly Mam, "El silencio de la Inocencia".
Pero… ¿quien es Somalí Mam?
Somaly Mam (Camboya, 1970) sabe de lo que habla cuando afirma que la explotación sexual es la esclavitud del siglo XXI. No en vano, la sufrió en sus propias carnes. Fue vendida siendo niña, varias veces cambió de dueño, y durante años anduvo de mano en mano y de burdel en burdel hasta que en 1991 logró escapar. Desde entonces dedica su vida a rescatar y reintegrar en la sociedad a los millones de mujeres y niñas que caen cada año en las garras de las redes de prostitución. Su labor ha sido reconocida, entre otros galardones, con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, pero también le ha puesto a ella y a su organización AFESIP (Acción por las mujeres en situación precaria) en el punto de mira de las mafias que trafican con seres humanos.
–“Recordar mi propia historia me resulta demasiado doloroso. Prefiero hablar del futuro que del pasado”.
–¿Lo mejor que le ha pasado en la vida?–La sonrisa de las niñas después de haber pasado por el infierno.
"No hay niños que se dediquen a la prostitucion…… sino niños prostituidos".
Del . . . “Silencio de la inocencia”
De que hablamos:
Más de dos millones de niñas y niños atrapados en la “Aldea global” del mercado sexual, un negocio que mueve miles de millones de euros.
De estos dos millones de niños atrapados se estima que un millón son explotados en el sureste asiático, quinientos mil en América latina y un número similar en África y países industrializados de Europa y Norteamérica.
En contraste con los adultos, los niños son "claramente mucho más vulnerables y están indefensos ante las mafias operantes en el sector del sexo, por lo que es mucho más probable que sean víctimas del trabajo forzoso para redimir deudas, objeto de tráfico, violencia física o tortura. La explotación comercial de su sexualidad es una forma de violencia tan grave contra la infancia, que amenaza la vida del niño y lo deja estigmatizado para siempre.
De ese aterrador “silencio de la inocencia” la mayoría de ellos en el caso que sobrevivan pasan a engrosar las estadísticas de explotación y esclavitud sexual de la mujer.
A. . . “Princesas en el infierno”
“Hace unos meses, una mujer rusa declaró a la policía de Vigo que en diciembre fue conducida a la fuerza, junto con otras chicas, a un cruce de carreteras de la provincia de Valladolid. El resto de la historia se la contó esta mujer a la ONG que la auxilió: en el cruce de carreteras esperaban dueños de prostíbulos del norte de España, citados allí por mafias especializadas en la trata de blancas. Por ella, de 20 años, no muy alta, el dueño de un local de alterne de Galicia pujó -y pagó- 300 euros. A la noche siguiente, el mismo dueño que la compró la forzó a prostituirse para empezar a cobrarse el gasto. "Lo de ese cruce de carreteras era como una feria de ganado", señala un testigo de otra venta similar.
Antes, esta mujer había sido secuestrada en Rusia por una banda albano-kosovar, violada en Verona (Italia) a fin de derrotarla psíquicamente y convencida a palos de que aceptara ese destino. Luego la metieron en un coche y la transportaron al lugar donde la subastaron. Actualmente, gracias a la filtración de un cliente, una operación policial y la labor de la ONG gallega Alecrin, está otra vez en Rusia, junto a sus dos hijos, donde trata de olvidar que el infierno existe y que ella lo habitó”.
“Para ellas todo empezó con: Y Dios creó a la mujer… de una costilla de Adán; éste fue el primer acto de discriminación de una obra aún inacabada”
¿Por qué la mujer sigue siendo “el oscuro y perverso objeto del deseo”
Las religiones patriarcales que configuran a la mayoría de las culturas del mundo, subordinan a las mujeres al hombre. Los movimientos fundamentalistas (ya sean cristianos, judíos, hindúes o islámicos) abogan por la represión de la sexualidad en general y la de las mujeres en particular. La interacción entre mujeres y niñas, por una parte, y hombres y niños, por otra, se vigila muy de cerca y, a su vez, se restringe.
La explotación es otra forma de control y abuso de la sexualidad femenina. A través de ella las mujeres son utilizadas para satisfacer las necesidades sexuales del hombre o para sacar algún provecho de estas. Las mujeres y los niños son explotados sexualmente cuando se les someten a prácticas como el incesto, la violación, el acoso sexual, la ablación, el maltrato (físico y psíquico), el tráfico de novias para el matrimonio forzado, la pornografía y, finalmente, la prostitución, todo bajo un denominador común, la explotación y violencia de género.
"No se puede considerar que la prostitución es un trabajo normal, sin despreciar el derecho fundamental de las mujeres a ser libres de toda explotación sexual",
La mayoría de las niñas entran en el mundo de la prostitución cada vez a edades más tempranas. En muchos casos, son los propios familiares de las niñas quienes las venden al mundo de la prostitución y, en otros, son los proxenetas quienes las reclutan para este propósito una vez han huido de sus casas. Algunas niñas entran en el mundo de la prostitución después de haber sufrido incesto, abuso y violación por parte de algún conocido. De este modo se van adaptando a la violencia y a la explotación hasta que, con el tiempo, llegan a pensar que este es el papel que deben desempeñar en la vida.
La pobreza, la desesperación por mantener a los miembros de su familia y, finalmente, la adicción a las drogas, son asimismo causas que obligan a la mujer a prostituirse.
No hay dignidad en la prostitución. Muchos de los actos relacionados con la prostitución incluyendo la pornográfica, pretenden degradar, humillar y expresar el dominio del hombre sobre la mujer. Estos son actos misóginos, sin respeto ni cariño, que no tienen nada que ver con el amor ni con la dignidad.
En la actualidad se calcula que la industria mundial del sexo recauda más de cincuenta mil millones de euros anuales. Para el mantenimiento de esta industria, las mujeres son traficadas hacia, desde y a través de cada región del mundo.
Las redes criminales que trafican con mujeres son transnacionales. Algunas están compuestas por un número reducido de individuos independientes, mientras que otras, son sindicatos del crimen altamente organizados, como por ejemplo, la Mafia, los Yakuza, los Triads y, finalmente, los grupos del crimen organizado ruso.
Conseguir que la mujer no tenga que reivindicar su derecho a ser persona al margen de “la costilla de Adán” es tarea de todos . Somaly Mam pudo volver a sonreir ,
“demos razones a la esperanza”.
“no tenemos derecho a la indiferencia”
No quisiera terminar esta reflexión sin manifestar mi reconocimiento y admiración por la excepcional labor que muchas ONG’s están desarrollando en la defensa de los derechos humanos y, en este caso, la de devolver la esperanza a esos niños y princesas victimas de la explotación.
“Yo no creo mucho en Dios, pero si he pensado y, creo que lo peor sería que hubiera otra vida, que fuera como esta”.
“Princesas”